jueves, 19 de diciembre de 2013

¿DECISIÓN O IMPOSICIÓN?

Desde su nacimiento, un bebé ya está condicionado o condicionada, nos empeñamos en cambiar “juicios sociales” cuando determinados conceptos están tan arraigados en la sociedad que resulta imposible, o al menos, inalcanzable.

Hablo del estado  físico y psíquico de la madre embarazada. Por supuesto,  tomando como referencia “las filosofías populares” de la sociedad. Si es niña, la piel de su mama estará más maltratada (Porque la niña “roba”  la belleza, dando por sentado que las niñas deben ser guapas), pero eso sí, estará más floja y con más sueño… Si es niño,  su piel estará más iluminada, (el niño ya no “roba” belleza) pero estará más activa (El niño es más inquieto, más nervioso).

Nos adentramos en el  armario de la  indumentaria.  Si no te gusta el rosa y tienes una niña… ¡Te aguantas!, porque si es una niña todo es rosa y si es un niño todo es azul. No me gusta faltar a la verdad,  tengo que decir que hay un 10% de ropa de color: blanca, amarilla y verde, éste,  sobre todo, en mantitas y sacos de carro. Es curioso, que desde pequeño, ya se asigna un color, y por muchos que deseemos cambiarlo, es complicado porque no hay ropa de otro tono.

Hace poco leí un estudio que realizó una Sociedad de Discriminación Sexual, no recuerdo la procedencia,  con bebes vestido de color… ¿Lo adivinan? Rosa y azul. ¡Bingo!

Los bebés vestidos de rosas le atribuían adjetivos del tipo: muy monas, muy guapas, muy graciosas y  muy alegres (Nadie percibió  que algunas monas, eran monos  pero vestidos de rosa). En cambio,  los bebés vestidos de azul eran muy gorditos, muy fuertes, muy hermosos, muy vivos, y muy despiertos, por supuesto, también había niñas vestidas de azul.

Días después, el estudio continuó,  los mismos bebés lo cambiaron de color de  ropa, y los calificativos también cambiaron, aquellos que eran gorditos, vivos y hermosos, se convirtieron en guapas, graciosas  y alegres… En fin, el carácter de los bebes  lo marca el color de la ropa, visto lo cual.

Mención especial, merecen  las  frases del tipo “Los niños no lloran”, “Las niñas no deben ensuciarse”, o “Los niños no juegan con muñecas”… ¡Buuuaaaahhh! , me repugna. Por suerte,   cada día se oyen menos, mucho menos, pero es cierto, que pocos padres o madres conozco que compren  muñecas a sus hijos cuando la piden. En este campo,  influye todo, sus compañeros de clase, sus amigos, sus hermanos, sus abuelos, sus titos,  es un conjunto… Si desde pequeño juegan con juguetes asignados al rol masculino, raro es que pidan muñecas, o al revés, si juegan con muñecas, raro es que pidan otro tipo de juguete. Aunque seguro que hay  niños que le gusta  jugar con muñecas y niñas que le gusta  otra cosa que no sea  jugar a “las casitas”.

Enseñémosle otro mundo,  ahora que se aproxima la Epifanía, un mundo donde el color de la ropa y los juguetes no determine la personalidad, donde al menos, puedan ser libres para decidir, que color o que juguete desean.



lunes, 2 de diciembre de 2013

Vivir de puntillas o Vivir pisando

Vivir de puntillas es sonreír con disimulo, abrazar sin emoción, soñar dormido, besar en la 
mejilla, atragantarte comiendo, examinar el reloj, derramar una lágrima, insinuar un te quiero, mirar con vergüenza, cantar en voz baja,  acariciar con ropa, reservar la emoción,ver a tu hermano/a por la calle,  probar un trozo de pastel, tomar un té en la barra, llamar a los padres, escuchar música mientras te duchas, despertar y levantarte de la cama, almorzar un bocadillo, atisbar el periódico, realizar las tareas de la casa  mientras ves tu serie favorita, colocarte un chándal,coger el ascensor, ver salir el sol camino al trabajo,contonear el pie bailando ...

Vivir pisando  es reírse a carcajadas, abrazar agarrando, soñar despierto, besar en los labios, degustar la comida, ir sin prisas, llorar ríos, bramar un te quiero, comer con los ojos, cantar a pleno pulmón, sobar cada rincón, revelar el estado de ánimo, quedar con tu hermano/a con una excusa absurda, devorar el pastel, dialogar con un té en la mano, pasar una tarde en familia, lucir tu voz en la bañera, despertar y apurar el tiempo en la cama, saborear un buen postre, leer las noticias, relajarte con tu serie favorita, dedicarte una hora, subir las escaleras y detenerte en cada rellano, pasear por el Paseo de los Ingleses al atardecer, mover cada músculo de tu cuerpo, ...

Añoro cuando no tengo tiempo para pisar, y solo puedo ir de puntillas, me encanta vivir pisando y procuro hacerlo  cada día y a cada instante. Y tú, ¿Cómo vives?

sábado, 26 de octubre de 2013

Por un segundo, una sonrisa

¿Cuántas personas pasarán a lo largo de tu vida? ¡Muchas,  muchííísimas!, algunas todo el tiempo, otras unos años, otras algunos meses,  otras algunos momentos, y otras algunos segundos nada más…

 Cuando paseas a las seis y algo de la mañana y que el otro loco (como tú), te mire a los ojos durante un par de segundos, dándote los buenos días… Es empatía.

Cuando alguien choca contigo, y se detiene, para preguntarte si estás bien y  pedir un par de veces disculpas… Es pura educación.

Cuando estás en la cola del supermercado, con cara de cansada, con un solo paquete en la mano, y el caballero o señora anterior a vos, te dice: Pasa, pasa… Es pura cortesía.

Cuando alguien se detiene para venir a tocar a Nuca durante un instante, con las carreras cotidianas que aguantamos cada día, y se marcha diciéndote o más bien susurrándole a Nuca: ¡Qué bonita eres!... Es auténtica pureza.

Cuando sin venir a cuenta, alguien que lleva tiempo sin verte o alguien que ves todos los días, te manda un emoticono besando o guiñando… Es puro amor.

Cuando un niño o niña se acerca para decirte que ha sido el mejor día de su vida jugando en  el poblado prehistórico… Es una ilusión.

Cuando llegas a la cafetería, y te pregunta casi afirmando lo que ya sabe de sobra que deseas tomar… Es transparencia.

Cuando caminas y te cruzas con alguien, que no puedes dejar de mirar, sin saber el motivo… Es pura conexión.

Cuando estás desanimada, y sin mediar palabra, alguien te abraza, y te sientes arropada, sin tener que dar explicaciones… Es pura protección.


Por todas éstas, y muchas más que esperamos vivir, GRACIAS a todos y a todas aquellas que hacéis que  los días grises irradien  un arco iris. 

martes, 15 de octubre de 2013

La didáctica de la vida...


Una carrera, un módulo, un curso, un taller... ¿Cuántos de nosotros hemos realizado algunos de los anteriores con la intención de aprender? Aprender en el sentido más pequeño y corto de la palabra, cuando lo tratamos en los anteriores ejemplos, aprendemos conceptos, métodos y evaluación sobre cómo llevar la actividad, cómo plantearla, cómo evaluarla y si me apuran hasta cómo presupuestarla... 

Cuando realizas  el Curso de Aptitudes Pedagógicas, aprendes qué es una unidad didáctica, sus partes, qué es el Proyecto Curricular del Centro y un sin fin de mil cosas más, que a la hora de la verdad, no te ayuda mucho… Cuando te enfrentas a un grupo, aprendes de verdad: sabes que Infantil, adora correr, y si en medio del monte mediterráneo, lo dejas “echar una carrera hasta la encina” (Con la correspondiente explicación de la encina, que todos están con los ojos bien grandes y las orejas afiladas para no equivocarse y no tocar otro árbol que no sea la encina) se emocionan tanto, que solo por eso ya merece la pena. 

Si cuando hablas del quejigo, le pides que cada uno recoja un puñado de hojas, y las lanzas al aire con ellos debajo mientras les dice que el árbol es caduco, da la sensación que el otoño ha arropado el ambiente. 

Si cuando les cuenta (La Historia es el cuento más bonito, si se sabe narrar bien…) que los seres humanos tiraban de las piedras enormes llamadas ortostatos y les deja tirar de las cuerdas y la piedra se mueve, su cara suple cada rato que el sol estaba fuera y me quedaba en la habitación hincando codos. 

Si cuando les deja tocar las herramientas: un hacha, una azuela, una hoz, etc. Comprueban como pesa, de qué material está hecho y hasta para que sirve en el momento, seguramente en cualquier otro lugar reconocerán el sílex (Seguro que no con ese nombre pero si, al menos con el término de la piedra de los prehistóricos)

Cuando una se dedica a esto, es cansado, agotado y complejo pero cuando logras que el alumnado abra la boca mientras le narras el cuento o cuando se marchan diciéndote: “Me lo he pasado super bien, más que bien” el cansancio deja paso a la afectividad,  el alumnado se convierte en el protagonista de tu cuento, de un cuento real, donde los contenidos, objetivos, metodología están presentes pero aprendes a valorar su sonrisa, sus preguntas, sus dudas… En fin, a individualizar. 

Muchos de vosotros estaréis pensando que ese protagonismo- individualismo es imposible llevarlo a cabo en una clase con un horario fijo, con una programación estricta, con un alumnado que no le interesa el tema… Y es posible, solo hace falta, quebrarse la cabeza, solo hace falta que el trabajo de maestro no sea un trabajo ni una salida laboral sino que sea una profesión. 

Existen muchos recursos que pueden emplear para la clase de Historia in situ, no hace falta salir del aula, desde solicitar al museo de la ciudad piezas cerámicas para llevar a clase, llevar huesos y pulimentarlos, piedras para tallar… 

Seguiremos reinventando a cada instante.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Hoy aquí, mañana no sé...



Ring ring ring ring ring

(Tras varios minutos de conversación)

Cierro los ojos para no enfrentarme a la realidad, los ojos se niegan a abrirse pero el cerebro le manda la orden una y otra vez, hasta que a la tercera, la vuelta a la realidad es palpable.

Angustia, miedo, aceleración, inmensas ganas de llorar, tristeza, alegría, exaltación, nerviosismo, todo resumido en una palabra INCERTIDUMBRE.  

Durante segundos, minutos, no sabría decir cuantos, vuelvo a cerrar los ojos, y me visualizó hace un par de semanas en Puebla de Guzmán, un pueblo pequeño de unos tres mil habitantes, en mi habitación con vigas de madera, con unos bichos que no me dejan dormir con ese constante crack crack crack, comiendo madera. Vistiéndome rápido para ir a trabajar, carpeta en mano, y de camino al trabajo, recibiendo el cariño y la afabilidad del pueblo, es lo que tiene los sitios pequeños, que todos te conocen y se vuelcan con una. 

Llegada al trabajo, Daniel como cada mañana abrazado a su madre, agotando hasta el último segundo mientras suena la campana, le pega el pellizco en el pantalón pensando: - mamita, inclínate. Su madre que ya se conoce ese truco, se agacha y lo besa delicadamente con un pórtate bien. María, la primera de la fila, no entra hasta que no le doy la mano, me sonríe cada mañana con esos ojos tan vivos  y tan llenos de dulzura que me carga de energía para todo el día. Ángel jugando con sus amigos, los últimos de la fila, que le permite tener más espacio para eso que ellos llaman lucha de Invizimals.
Jorge, tímido pero con unas ansias locas de aprender, se bebe los deberes, siempre está pidiendo más. Antonio, en cambio, le cuesta un poco, pero cuando voy a su mesa, y le susurró: menudo chico más listo, sus ojos se abren como platos y su mano se apresura con la tarea… Ana, a su ritmo, se levanta mucho, siempre hay ganas de hacer pis, o tirar algún papel, o cualquier otra cosa que no sea estar en su pupitre, descubrí que si le daba un cargo en clase, “la secretaría”, como se así se llama ella, y la requería de vez en cuando para borrar la pizarra, recoger folios del armario..., conseguía un doble objetivo: permanecía sentada como toda buena secretaría y conseguía que de vez en cuando desahogará  su nerviosismo pero de una forma ordenada y tranquila. 

Ha sido quince días muy largos para entender que necesitaba cada uno y cada una, para adaptarme a ellos, y por supuesto, ellos a mí, para saber que cuando Jorge mira al suelo, y con el rabillo del ojo a la pizarra, es que desea salir pero tengo que animarlo para lidiar con su timidez, que cuando Ángel, desea luchar, les cuentó un relato mitológico de Hércules y sus aventuras para ser dios, que María, me busca en el recreo para sentirse segura… 

De repente, la alarma del teléfono me devuelve a la realidad, son las once y media, mientras espero, es inevitable pensar en el comienzo, en adaptarme a mis enanos, en mis compañeros, en mi  hogar, si se puede llamar así… Subo las escaleras, busco la Delegación de Educación, hablo con la funcionaría encargada y tengo nuevo destino, Zuheros, Córdoba, durante dos meses y medio, de nuevo a abordar un proyecto y una etapa de mi vida que pronto tendrá un fin... En mi mente  resuena con mucha fuerza la palabra que me persigue incertidumbre.

Mi apoyo incondicional a todos los interinos.


sábado, 24 de agosto de 2013

Por la búsqueda...



Con los ojos cerrados, tumbada en la cama, intentando respirar lo más lentamente posible para que el olor a sudor impregnado en cada poro de su piel no atravesará mi pituitaria y las arcadas se exteriorizarán, recibiendo una bofetada o insultos. 

Intentaba con todas mis fuerzas, alejar mi mente de aquel lugar, mi cuerpo estaba clavado entre sus brazos, con esas manos sucias, con las uñas largas y negras, sus piernas ásperas y llenas de heridas que al rozar mi piel me hacía estremecer de náuseas, con su lengua intentando colarse en mi boca, con ese aliento a bicho muerto... Apretaba tan fuerte la dentadura que los dientes me dolían, mis labios sellados, y mi cara llena de lamidos de esa baba que deseaba que fuera somnífera para quedarme dormida o inconsciente. 

Mis piernas abiertas, sintiendo cada empujón de su miembro en mi intimidad, ese roce continuo, me dejaba inmóvil, solo mi mente era capaz de viajar en el tiempo, a un lugar donde pastaba el ganado, con árboles al fondo,  y nuestra casa al lado izquierdo del monte, donde mi hermano y yo jugábamos de pequeño mientras mis padres se preparaban para recoger la cosecha, ese lugar mágico lleno de inocencia, de diversión y de felicidad. 

El tiempo se había parado en la alcoba, se detuvo, igual que deseaba que se detuviera mi corazón, sangrando de dolor, de humillación, de odio… Odio hacia él, hacia la persona que tendría que aguantar el resto de mis días, si no me quitaba la vida antes, en definitiva, de mi marido, de ese hombre repugnante que mi padre había decidido para mí, a cambio de dejarle moler el trigo en su molino… 

Era mi noche de boda, la celebración había tenido lugar en el ocaso, pocos invitados por mi parte y muchos por parte de él, era un señor feudal, el Señor de Sauceda, una persona influyente en la villa, un hombre caprichoso, según decía sus criados, e incluso su propio padre, indigno y malévolo  por ser despiadado, egoísta,  cruel, y orgulloso. 

Ese hombre que se acercó un día a las tierras de su padre, cuando yo solo tenía diez años, y se quedo maravillado de mi belleza: ojos negros grandes y brillantes, piel tostada, cabellos oscuros y cintura estrecha. Y pidió a su padre que intercediera para acordar nuestro matrimonio, ese día quede prisionera de mi propio futuro. 

Sus constantes gemidos, su corazón acelerado y su respiración entrecortada me hicieron regresar de mi lugar mágico… Era virgen, como se esperaba de toda buena doncella, y si el sexo era aquello, quería renunciar a ese acto para siempre, pero recordé las palabras de mi madre la anoche anterior: - hija mía, debes cumplir las órdenes de tu marido, debes hacer que sea feliz, debes dejarle entrar en ti todas las veces que él lo desee. 

Así, que volví a apretar la dentadura con más fuerza, respire profundamente, cuando note que me grito al oído, y se derrumbo al otro lado de la cama, me sentí redimida, sucia y triste pero redimida. 

Se quedó dormido al instante, di gracias a Dios por ello, ya que al menos pude sollozar tranquila sin que tuviera que reprenderme.


Entre llantos, me quede dormida, lo comprobé, al despertarme  un rayo de sol que penetraba por la ventana, antes de abrir los ojos, me detuve un instante, con la piel erizada, me giré muy despacio, y comprobé que la persona que dormí al lado era mi hermano… Había sido un mal sueño, una pesadilla horrible, gritaba de alegría, saltaba en la cama  mientras mi hermano no sabía que me ocurría.


Salí corriendo al cobertizo, y mi padre estaba hablando con el Señor de Sauceda, vi como se daban las manos y acordaban la fecha del matrimonio, cuando cumpla los trece años, será el gran día.


Me giré rápidamente, recogí mi muñeca de trapo, mi otra muda y corrí tanto como pude, me marche de aquel lugar, dejando atrás a mis padres, mi hermano, mi casa, mi lugar mágico de juego, pero al menos dentro de mí rugía la palabra LIBERTAD.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Las "cagadas" de los hijos



(Ring ring ring ring)

-         - ¡Hola nena!

-         - Mamá, puedes venir a Copeta

-         - Hija, ¿Qué pasa?, ¿Estás bien?,  con voz entrecortado.

-         - Mamá, estoy bien, solo que necesito que te pases por Claire.

-        -  Me estás asustando, ¿Estás bien?

-         - Sí, mamá. Sabes, ¿Dónde está la tienda? Aquí te espero, no tardes, por favor...

-         - Salgo ya. Pero ¿Estás bien?



Pipipipipipipipipi……………………………………………………





Busca el bolso desesperada, se pone algo de ropa encima, y sale corriendo a todo lo que da, mil cosas se le pasan por la cabeza, y seguramente, ninguna es la razón por la cual la llama su hija. 


El camino a la tienda se le hace eterno, las piernas ya no pueden ir más rápido, teme caerse y no saber si podrá levantarse, el corazón se acelera por segundos, le cuesta respirar y suspira, tan fuerte, al descubrir que una chica que pasaba a su lado, se gira bruscamente para  mirarla. 


A lo lejos, divisa la tienda, una tienda de “cosas de chicas”: pendientes, bolsos, horquillas, colgantes, etc. Las piernas tiemblan como la gelatina, agarra el bolso con fuerza, que va colgado de su hombro derecho, y entra, sin saber qué sucede dentro. 


Nada más entrar, descubre a su hija con sus amigas y a cuatro policías al fondo de la tienda. Su hija con los ojos brillantes, sin lágrimas en su cara, pero con los ojos a punto de derramar lloros… Algo pasa por su cabeza, es una idea horrible, no puede ser cierta, su niña, su princesa, su ojito derecho, su bebé (que ya no lo es tanto). Los pasos de la puerta al fondo de la tienda, es un largo túnel donde no ve el final, al llegar, se acerca el policía y le dice:

-        -   ¿Es usted la madre de Atenea?

-         -  Sí, soy yo. ¿Qué sucede?

-         -  Nos han avisado las dependientas de la tienda que estas chicas han intentado robar pendientes. 


-          En ese preciso momento, nota una jarra de agua fría cayendo por su cabeza, como el agua se va deslizando  por su cuerpo, y va reaccionando poco a poco, nota vergüenza, pudor, ganas de gritar, golpear algo, y ¿Por qué no? De pegarle un guantazo enorme en la cara a su hija. Se aguanta por no montar (aún más si cabe)  el espectáculo. Con voz enfadada y de tierra trágame, (descubre que esta frase le gustaría que fuera literal y sucedería de verdad) dice:

-           - ¿Eso es verdad?

-        -   Lo siento, mama, lo siento de verdad, ha sido una estupidez, ha sido la mayor estupidez que he hecho en mi vida… Perdóname, por favor.

-          ¿Tú has visto eso alguna vez en casa?, No entiendo ¿Por qué lo has he  hecho?…¡¡ Tienes de todo en casa!!, estamos papa y yo, trabajando duro para que puedas permitirte caprichos… Y mira como nos lo pagas…

-        -   Lo siento, de verdad.





Después de la disputa madre e hija, la Policía interviene diciendo que en  este caso, no se considera un delito, solo una falta, el precio total del robo asciende a seis euros, se pondrá una multa, si las dependientas lo estiman oportuno… En ese preciso instante, la madre gira la cabeza, implorando el perdón con cada poro de su cuerpo:

-       -   Lo siento, no volverá a pasar, de eso me aseguraré yo que no vuelva a pasar.

-         - Eso esperamos nosotras también, de todas formas, es mejor que no regresen por la tienda.

-         - Muchas gracias, gracias por todo. 


-          Pide disculpa diez veces al menos a cada dependienta, y mira con ojos llenos de rabia, y sobre todo, de decepción. Esa sensación que esto no le puede estar pasando.

Se despide de los agentes, salen de la tienda, sin mirarse, sin apenas cruzarse palabra, sin mover ni un solo músculo en dirección a su niña, o a lo  que se  haya convertido en esa tarde. 


Llegan a casa, Atenea siente el silencio en su piel, la mudez de su madre es más dura que palabras de enfado. Nada más entrar, pide disculpa de nuevo, y a la madre, solo le sale decir:

-       -   Necesito tiempo para pensar, creo que no es buen momento para charlar, vete a tu cuarto. Piensa muy bien lo que has hecho, y respóndete, el por qué, cuántas veces lo has hecho, y si crees que es lo correcto.



Al ver alejarse a su hija por el pasillo de casa, a su princesa, arranca a llorar con una frase que le ronda la cabeza desde que salió de la tienda, que la aturde, que la ahoga, que no encuentra respuesta pero sabe seguro que existe… ¿En qué me he equivocado con ella? 


He intentado  darle la vida que yo no he tenido, no he querido que trabaje, que se dedique a sus estudios, que sea honrada y buena persona, he intentado inculcarle buenos valores… Y recibo a cambio, una torta tan grande que dejará una huella imborrable. 


Mientras tanto, la hija en la habitación llora desconsoladamente,  y si algo sabe seguro de todo eso, es que su madre siempre, siempre está al pie de cañón, nunca la abandona, ni en los malos momentos, y el miedo a que nada vuelva a ser igual entre ellas, hace que el corazón se encoja de dolor… Aprendí la lección, a base del dolor de mi madre… Lo siento mamá, aunque no la oye, se lo dice una y otra vez para ella misma, Lo siento mamá, Lo siento mamá…



Por todos los errores que cometemos los hijos, sin tener cabeza, sin pensar en ello, sin pararnos a analizar… Lo siento.

domingo, 7 de julio de 2013

Sr. Cristian Grey y las mujeres



Sombras y luces…Fascinación y desengaño… Idílico y falsedad… Así podríamos  seguir un buen rato, hablamos de la expectación tan asombrosa que ha tenido el libro:

                                                “Las cincuentas sombras de Grey”



Mi intención no es hacer una crítica a la autora porque no tengo ni la formación literaria ni académica para tal contenido, cuando hablo, lo hago como mujer lectora.

Podría decir que no me gusta la forma de terminar el primero y el comienzo del segundo, cuando lees las críticas comprendes que el primero y el segundo eran un único libro por cuestiones de venta y marketing, decidieron transformarlo en una trilogía. Está tan de moda.



Al comentar el libro con otras mujeres, muchas de ellas amigas íntimas (dando juego a plantear dudas sexuales que se nos han ocurrido a raíz del dichoso libro), con distintos perfiles, especialmente de edad, que marcaba un fuerte rasgo de balance con respeto al libro, no es la misma opinión una mujer de cincuenta años leyendo el libro que una de veinte años… Teniendo en cuenta el momento cultural y social que han crecido, la forma de entender el sexo ha evolucionado con el paso del tiempo, el periodo de postguerra no es igual que el siglo XXI.



Para gustos los colores, y eso ha ocurrido con la trilogía de la Señora E.L. James. Donde creo que existe  unanimidad entre todas las lectoras, da igual la edad, es la inexistencia del Sr. Christian Grey, !No existe!, no hay un hombre guapo, inteligente, de una clase social alta, elegante, con poder, amigo, confidente, perspicaz, empresario,  generoso, cariñoso, buen hijo, buen amante… y sin ningún defecto aparente… que el defecto que se ve a simple vista es la obsesión por el sexo y su forma de comportarse pero dicho sea de paso tampoco se describen en el libro situaciones “raras o llamativas” con la Señorita Steel… No es masoquismo, ni sadomasoquismo, ni lluvia dorada, ni switchs, en definitiva, nada de BSDM…  Mencionar algunas como: unas cuerdas para atar, una fusta dando golpecitos inofensivos y tremendamente placenteros, una habitación roja llena de cajones con cuerdas y sogas, algún que otro cachete en el culo (este podría salirse de lo habitual, sin embargo, en el sexo todo vale si ambos están de acuerdo), no se describe  ningún instrumento que nos echemos las manos a la cabeza porque no hayamos visto en una revista, tienda o película o probado en carne propia.



Desde el punto social, Las Cincuentas Sombras de Grey ha sido tema de conversación en cafés, tertulias, en quedadas, en noches de mujeres, en paseos… Con exclamaciones y susurros de: “!!Ay, quién lo pillara!! o “ la tía siempre tiene ganas, nunca le dice que no le apetece, ¡Leche!, a la Steel no le duele la cabeza” o “Esa tía es Virgen y a la primera ya le pilla el rollo o vaya no  ha comido polla en su vida y al día siguiente de levantarse ya es una succionadora nata” o “Venga ya, el tío es  un cabrón que le pone sus condiciones y ella   asiente  a todo con un ay es qué es tan guapo, me pega tortazos en el culo pero es tan guapo”…



Desde el punto negativo, comentaré que muchas mujeres se han frustrado con sus relaciones puesto que no son tan maravillosas y espectaculares como lo describe la autora: la diosa que llevo dentro late con fuerza, deseando salir y bailar al exterior… mientras noto su pene en mí, exploto en mil sensaciones diferentes… Chicas, recordar una cosa, es un relato, exclusivamente, una descripción, escrita por una mujer que sabe a la perfección lo que le gusta a las mujeres, sabe que nos movemos no solo por el sexo sino que también por los sentimientos, por eso es que cada polvo termina  enganchando con sentimientos del tipo, durmamos juntos, quédate abrazado un instante, o mirémonos a los ojos como si nadie más existiera… En este apartado, deciros que  no toméis como referencia este libro porque no es real.



Desde el punto de vista positivo, diré  que Grey ha servido para romper barreras y saltar al mundo erótico con pies de plomo, ha servido para comprar juguetes que hasta ahora habíamos visto pero ya nos “pica” la curiosidad,  para aumentar el sexo entre pareja en periodo de lectura ya que acrecienta el apetito sexual, para hablar más abiertamente de temas tabú: (cada día menos), esposas, fusta, golpecitos inofensivos, para llenar la caja de los sexshops en época de crisis, para descubrir nuevas cosas o para reafirmarnos en lo que hacemos, para, en definitiva, que dejemos de pensar que las mujeres no necesitan sexo ni les gusta el mismo.

martes, 21 de mayo de 2013

Día de INterNET


Aprovechando que el día  17 de mayo fue el Día de Internet,  se celebró  que en  1993 dejó de ser una herramienta exclusivamente militar para abrirse a los civiles. Especialmente, este día estuvo marcado por la seguridad en la red.

Un nuevo escenario llamado red social, espacio que nunca podremos visitar personalmente pero que todos nos dejamos caer por ellos, unos de vez en cuando, otros muy a menudo y algunos casi todo el tiempo…

Siento que aún no somos conscientes de la expansión de este medio, sobre todo, cuando colgamos fotos, que pueden afectar negativamente a nuestra persona en un futuro, cito ejemplo:

Buscamos trabajo y nos presentamos a una entrevista de trabajo. La empresa decide investigar más sobre esa persona y pone su nombre en un buscador o nos solicita amistad por  una red social, y nosotros se la concedemos ya que es un punto a nuestro favor.
!! Y voilá!!  Entre las imágenes se observa a  esa persona en pleno botellón, rodeado de botellas, con ojos rojos y en el mejor de los casos haciendo el indio o besando a chico y chica a la vez o sacando lengua en plan: “te lo como tó”

¿Contrataríamos a esa persona?       Yo creo que no.


Debemos pensar muy muy bien cuál es la foto que subimos a la red ya que se puede volver contra nosotros. Nuestra imagen no es sólo la indumentaria que llevemos a esa entrevista de trabajo,  ni la oratoria que  desprendemos por los cinco sentidos, ni nuestro curriculum que puede ser brillante… Es también nuestras fotos subidas, nuestros comentarios en cualquier portal, en definitiva, NUESTRO PERFIL EN LA RED. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Pipipipipiiiiipiiiipiiiii, shshucushucuuuuuu




!!!Buenos días locomotoras!!

Hoy utilizaré el blog no para hablar de ningún tema en concreto, hoy utilizaré el blog tipo cuaderno de Bitácora. Supongo, que os habrá llamado la atención lo de "locomotoras", es un simil... Las locomotoras transitan siempre hacia delante, nunca marcha atrás, y por muy fuerte que sea el desnivel, consiguen subirla echando más carbón... Así debemos ser, LOCOMOTORAS, debemos mirar hacia delante, debemos estar impulsándonos constantemente, no debemos dar marcha atrás ni para coger impulso (aunque a veces sea inevitable mirar de reojo), y ante cualquier situación complicada debemos cargarnos de fuerzas, de vitalidad, de entusiasmo, y empujar más fuerte que nunca. Tampoco esta de más, que busquemos otras locomotoras (entiéndase en sentido genérico de femenino y masculino) para que nos remolquen. 

Estamos inmersos en una sociedad individualista, en una sociedad donde hay que subir solo al podio…Cometemos un tremendo error. Construyamos podios mas ancho para subir con todo aquel que nos ha remolcado cuando la cuesta era muy pendiente, con todo aquel o aquella que ofreció un pañuelo para secar nuestras lágrimas, o todo aquel que simplemente se levanta por la mañana y te manda: "Un buenos días bonita, guapa..."

Debemos aprovechar para decirle a las otras locomotoras: un gracias, un sin ti no lo conseguiría o un emoticono, o un gesto que demuestre que en los momentos más complicados han estado a la altura de las circunstancias... A la hora de salir, tomarse un té o ir de compras hay muchos trenes que esperan en la Estación pero cuando la carga es de problemas, tristeza, preocupaciones, enfermedades, sólo hay unas cuantas locomotoras dispuestas a remolcar  y pocos raíles por lo que transitar.


                                                           Pipipipipiiiiipiiiipiiiii, shshucushucuuuuuu 

lunes, 14 de enero de 2013

El grito silencioso


Sentada en el autobús mirando el paisaje, aguantando ese olor insoportable y esos gritos procedentes del fondo, pasan los minutos aproximándose el destino.

Cuando el destino casi puede palparlo con la mano, el autobús se detiene y el cuerpo de la mujer se desliza hacia delante y hacia atrás, hasta volver a su posición normal… Es justo, en ese preciso momento, cuando se oye decir que la chica debe esperar sentada hasta que todos los hombres bajen del mismo. Ella está enfadada pero no puede permitirse el lujo que se note, por que no tiene ningún derecho, está agobiada por que casi no tiene tiempo de nada y debe esperar a que todos bajen, está molesta pero debe agachar la cabeza sin mirar a ninguno a la cara y hacer de esa atrocidad algo cotidiano.

Cuando baja del autobús, nota una mano fuerte en su brazo, le duele pero no quiere gritar, la empuja hacia el suelo, intenta  aguantar el equilibrio como puede sin éxito, cae al suelo… Y aquel paisaje que venía contemplando se convierte en una manta que la cubre entera, empieza a gritar, no sabe qué hacer, está inmóvil…

Observa varios hombres a su alrededor, uno de ellos se inclina mientras se baja los pantalones, intenta a toda costa levantarse pero los demás la golpean y la dejan en el suelo sin fuerza, le levantan el vestido y nota un dolor tan desgarrador que en ese preciso momento lo único que pide a Dios es la muerte.  Las lágrimas caen por su mejilla, el dolor le invade todo su cuerpo, su corazón late cada vez más lento, cuando cree que la pesadilla ha terminado, nota como un segundo hombre se agacha hacia ella.

 Los lamentos de ese salvaje penetran en los oídos, el olor a sudor reseco se clava en su pituitaria, lo que le produce náuseas y  vomita en sí misma, mientras nota una y otra vez un desgarro en su interior, un dolor abdominal tan fuerte que durante minutos de su existencia pierde el conocimiento.

Regresa a   la realidad cuando ve la cara de otro hombre encima de ella, ya no llora, no quedan lágrimas, lamenta una y otra vez subirse al autobús, lamenta una y otra vez que no la golpeen más fuerte hasta producirle la muerte pero no llega…

Pasan minutos, horas, el tiempo se desvanece en ese instante, al incorporarse nota que le duele todo y cae al suelo sin volver a levantarse jamás.

 A raíz de oír el caso de Amanat, la joven india que ha sido violada en un autobús, muchas respiramos profundamente con un pensamiento: ¡qué suerte vivir en Europa!,  pero esta barbaridad no sucede en países menos desarrollados sino sucede a cualquier mujer independientemente del estatus social, de la procedencia, de la profesión, de la edad…

Indagando un poco he obtenido algunos datos  que hace que los vellos de la piel se ericen y que sientas un vacío en tu interior. Alrededor de 3000 violaciones en España al año, y una violación cada   6.2 minutos en EEUU… Sin palabras.

                                  
 
                                      Sólo me queda decir que ojalá ninguna más tenga que pasar por ese infierno.

miércoles, 2 de enero de 2013

SoñaR...


Nuevo año, nuevos propósitos… Nos empeñamos una y otra vez en hacer propósitos que al final no cumplimos o se quedan en un papel o simplemente en la cabeza y no sólo hablo de cosas superficiales como dejar de fumar, apuntarse al gimnasio y además ir, hacer deporte, viajar… Sino de lo que ruge en nuestro interior, esa voz que está pero no escuchamos, esa que nos dice que si queremos  podemos reciclarnos.

Cuando me paré un momento antes de comenzar el reloj a dar las campanadas, comprendí que absorbemos tan rápido la vida que minúsculos detalles nos pasan desapercibidos… Nos pasamos más de la mitad anhelando lo que no tenemos:  un buen coche, una buena casa, un ordenador de última generación, un  yo que sé… Y no nos damos cuenta que el verdadero disfrute es la búsqueda, cuando anhelamos un coche y lo conseguimos, en ese instante eres feliz, si me apuras un día o dos más, pero al tercero ya queremos otro.

Mientras buscamos, nos sucede algo tan especial y mágico que pasa delante de nosotros sin que lo saboreemos: SOÑAR, nos ilusionamos pensando en ese coche, en cómo será estar sentado en él, en conducirlo, en tener ese aliento de ir guardando cada día un poco para poder adquirirlo, traducido en esfuerzo, trabajo, dedicación, etc.

Para este 2013 pido soñar mucho, con la intención de  que algunos se cumplan y otros vayan saliendo poco a poco del tintero, ya que así,  seguiré teniendo esa ilusión cada día, ese brillo en los ojos que me hace inspirar lentamente cada momento.