domingo, 7 de julio de 2013

Sr. Cristian Grey y las mujeres



Sombras y luces…Fascinación y desengaño… Idílico y falsedad… Así podríamos  seguir un buen rato, hablamos de la expectación tan asombrosa que ha tenido el libro:

                                                “Las cincuentas sombras de Grey”



Mi intención no es hacer una crítica a la autora porque no tengo ni la formación literaria ni académica para tal contenido, cuando hablo, lo hago como mujer lectora.

Podría decir que no me gusta la forma de terminar el primero y el comienzo del segundo, cuando lees las críticas comprendes que el primero y el segundo eran un único libro por cuestiones de venta y marketing, decidieron transformarlo en una trilogía. Está tan de moda.



Al comentar el libro con otras mujeres, muchas de ellas amigas íntimas (dando juego a plantear dudas sexuales que se nos han ocurrido a raíz del dichoso libro), con distintos perfiles, especialmente de edad, que marcaba un fuerte rasgo de balance con respeto al libro, no es la misma opinión una mujer de cincuenta años leyendo el libro que una de veinte años… Teniendo en cuenta el momento cultural y social que han crecido, la forma de entender el sexo ha evolucionado con el paso del tiempo, el periodo de postguerra no es igual que el siglo XXI.



Para gustos los colores, y eso ha ocurrido con la trilogía de la Señora E.L. James. Donde creo que existe  unanimidad entre todas las lectoras, da igual la edad, es la inexistencia del Sr. Christian Grey, !No existe!, no hay un hombre guapo, inteligente, de una clase social alta, elegante, con poder, amigo, confidente, perspicaz, empresario,  generoso, cariñoso, buen hijo, buen amante… y sin ningún defecto aparente… que el defecto que se ve a simple vista es la obsesión por el sexo y su forma de comportarse pero dicho sea de paso tampoco se describen en el libro situaciones “raras o llamativas” con la Señorita Steel… No es masoquismo, ni sadomasoquismo, ni lluvia dorada, ni switchs, en definitiva, nada de BSDM…  Mencionar algunas como: unas cuerdas para atar, una fusta dando golpecitos inofensivos y tremendamente placenteros, una habitación roja llena de cajones con cuerdas y sogas, algún que otro cachete en el culo (este podría salirse de lo habitual, sin embargo, en el sexo todo vale si ambos están de acuerdo), no se describe  ningún instrumento que nos echemos las manos a la cabeza porque no hayamos visto en una revista, tienda o película o probado en carne propia.



Desde el punto social, Las Cincuentas Sombras de Grey ha sido tema de conversación en cafés, tertulias, en quedadas, en noches de mujeres, en paseos… Con exclamaciones y susurros de: “!!Ay, quién lo pillara!! o “ la tía siempre tiene ganas, nunca le dice que no le apetece, ¡Leche!, a la Steel no le duele la cabeza” o “Esa tía es Virgen y a la primera ya le pilla el rollo o vaya no  ha comido polla en su vida y al día siguiente de levantarse ya es una succionadora nata” o “Venga ya, el tío es  un cabrón que le pone sus condiciones y ella   asiente  a todo con un ay es qué es tan guapo, me pega tortazos en el culo pero es tan guapo”…



Desde el punto negativo, comentaré que muchas mujeres se han frustrado con sus relaciones puesto que no son tan maravillosas y espectaculares como lo describe la autora: la diosa que llevo dentro late con fuerza, deseando salir y bailar al exterior… mientras noto su pene en mí, exploto en mil sensaciones diferentes… Chicas, recordar una cosa, es un relato, exclusivamente, una descripción, escrita por una mujer que sabe a la perfección lo que le gusta a las mujeres, sabe que nos movemos no solo por el sexo sino que también por los sentimientos, por eso es que cada polvo termina  enganchando con sentimientos del tipo, durmamos juntos, quédate abrazado un instante, o mirémonos a los ojos como si nadie más existiera… En este apartado, deciros que  no toméis como referencia este libro porque no es real.



Desde el punto de vista positivo, diré  que Grey ha servido para romper barreras y saltar al mundo erótico con pies de plomo, ha servido para comprar juguetes que hasta ahora habíamos visto pero ya nos “pica” la curiosidad,  para aumentar el sexo entre pareja en periodo de lectura ya que acrecienta el apetito sexual, para hablar más abiertamente de temas tabú: (cada día menos), esposas, fusta, golpecitos inofensivos, para llenar la caja de los sexshops en época de crisis, para descubrir nuevas cosas o para reafirmarnos en lo que hacemos, para, en definitiva, que dejemos de pensar que las mujeres no necesitan sexo ni les gusta el mismo.