jueves, 19 de diciembre de 2013

¿DECISIÓN O IMPOSICIÓN?

Desde su nacimiento, un bebé ya está condicionado o condicionada, nos empeñamos en cambiar “juicios sociales” cuando determinados conceptos están tan arraigados en la sociedad que resulta imposible, o al menos, inalcanzable.

Hablo del estado  físico y psíquico de la madre embarazada. Por supuesto,  tomando como referencia “las filosofías populares” de la sociedad. Si es niña, la piel de su mama estará más maltratada (Porque la niña “roba”  la belleza, dando por sentado que las niñas deben ser guapas), pero eso sí, estará más floja y con más sueño… Si es niño,  su piel estará más iluminada, (el niño ya no “roba” belleza) pero estará más activa (El niño es más inquieto, más nervioso).

Nos adentramos en el  armario de la  indumentaria.  Si no te gusta el rosa y tienes una niña… ¡Te aguantas!, porque si es una niña todo es rosa y si es un niño todo es azul. No me gusta faltar a la verdad,  tengo que decir que hay un 10% de ropa de color: blanca, amarilla y verde, éste,  sobre todo, en mantitas y sacos de carro. Es curioso, que desde pequeño, ya se asigna un color, y por muchos que deseemos cambiarlo, es complicado porque no hay ropa de otro tono.

Hace poco leí un estudio que realizó una Sociedad de Discriminación Sexual, no recuerdo la procedencia,  con bebes vestido de color… ¿Lo adivinan? Rosa y azul. ¡Bingo!

Los bebés vestidos de rosas le atribuían adjetivos del tipo: muy monas, muy guapas, muy graciosas y  muy alegres (Nadie percibió  que algunas monas, eran monos  pero vestidos de rosa). En cambio,  los bebés vestidos de azul eran muy gorditos, muy fuertes, muy hermosos, muy vivos, y muy despiertos, por supuesto, también había niñas vestidas de azul.

Días después, el estudio continuó,  los mismos bebés lo cambiaron de color de  ropa, y los calificativos también cambiaron, aquellos que eran gorditos, vivos y hermosos, se convirtieron en guapas, graciosas  y alegres… En fin, el carácter de los bebes  lo marca el color de la ropa, visto lo cual.

Mención especial, merecen  las  frases del tipo “Los niños no lloran”, “Las niñas no deben ensuciarse”, o “Los niños no juegan con muñecas”… ¡Buuuaaaahhh! , me repugna. Por suerte,   cada día se oyen menos, mucho menos, pero es cierto, que pocos padres o madres conozco que compren  muñecas a sus hijos cuando la piden. En este campo,  influye todo, sus compañeros de clase, sus amigos, sus hermanos, sus abuelos, sus titos,  es un conjunto… Si desde pequeño juegan con juguetes asignados al rol masculino, raro es que pidan muñecas, o al revés, si juegan con muñecas, raro es que pidan otro tipo de juguete. Aunque seguro que hay  niños que le gusta  jugar con muñecas y niñas que le gusta  otra cosa que no sea  jugar a “las casitas”.

Enseñémosle otro mundo,  ahora que se aproxima la Epifanía, un mundo donde el color de la ropa y los juguetes no determine la personalidad, donde al menos, puedan ser libres para decidir, que color o que juguete desean.



lunes, 2 de diciembre de 2013

Vivir de puntillas o Vivir pisando

Vivir de puntillas es sonreír con disimulo, abrazar sin emoción, soñar dormido, besar en la 
mejilla, atragantarte comiendo, examinar el reloj, derramar una lágrima, insinuar un te quiero, mirar con vergüenza, cantar en voz baja,  acariciar con ropa, reservar la emoción,ver a tu hermano/a por la calle,  probar un trozo de pastel, tomar un té en la barra, llamar a los padres, escuchar música mientras te duchas, despertar y levantarte de la cama, almorzar un bocadillo, atisbar el periódico, realizar las tareas de la casa  mientras ves tu serie favorita, colocarte un chándal,coger el ascensor, ver salir el sol camino al trabajo,contonear el pie bailando ...

Vivir pisando  es reírse a carcajadas, abrazar agarrando, soñar despierto, besar en los labios, degustar la comida, ir sin prisas, llorar ríos, bramar un te quiero, comer con los ojos, cantar a pleno pulmón, sobar cada rincón, revelar el estado de ánimo, quedar con tu hermano/a con una excusa absurda, devorar el pastel, dialogar con un té en la mano, pasar una tarde en familia, lucir tu voz en la bañera, despertar y apurar el tiempo en la cama, saborear un buen postre, leer las noticias, relajarte con tu serie favorita, dedicarte una hora, subir las escaleras y detenerte en cada rellano, pasear por el Paseo de los Ingleses al atardecer, mover cada músculo de tu cuerpo, ...

Añoro cuando no tengo tiempo para pisar, y solo puedo ir de puntillas, me encanta vivir pisando y procuro hacerlo  cada día y a cada instante. Y tú, ¿Cómo vives?