martes, 15 de noviembre de 2011

Parque Canino

¿A quién no le ha pasado? …  Paseas tranquilamente por la calle, pensando en que voy a hacer de cena (este pensamiento puede variar dependiendo del día y de la persona,  algunos pensaran en   ¿Le gustaré?, otros en tengo que dejar de hacer esto,  algunos en quiero cambiar o mil pensamiento más).  Mientras en mi cabeza resuena una frase que muchos no pueden decir,  “soy afortunada, no me puedo quejar” … Y efectivamente, soy afortunada por qué de repente noto como mi zapato ha pisado algo, se desliza suavemente, mi cuerpo se inclina hacia atrás a gran velocidad pero mi agilidad juvenil ( es cierto ya no tanto) consigue que mi cuerpo se incorpore  y evite la caída.  Las cuerdas vocales gritan mientras mi cerebro insiste en  “debes incorporarte, debes hacerlo…”  y el personal de la  calle busca desesperadamente quién ha generado ese gritido, que ha roto el silencio de la vía pública:                         !!MIEEEEEERRRDAAAAAAAAAAAAAA!!.
Y nunca mejor dicho, es mierda lo que acabo de pisar y mi cerebro que es un capullo,  que  piensa cosas que no me gustan oír, dice: “Ves como eres afortunada,  al menos no te has caído al suelo”. !!Joder!!!,  sale de nuevo de mis cuerdas vocales. Y le incito a que mire hacia abajo,   todo el zapato lleno de mierda, como puedo  intento limpiarme en el filo de la acera y sigo mi andadura arrastrando el pie para que no me queden restos… pero aún así  tengo la sensación de  ¡buuahhh, qué  asco!
 Mejor dejemos este tema,  describo otras posibles  situaciones.  Un día cualquiera, observo que un animal saca a pasear a su perro, mientras éste defeca, él comienza a mirar a los alrededores (pensando corre, corre que ahora no hay nadie) y hace como el que busca una bolsa tocándose los bolsillos… y en ese preciso momento el perro termina y él o ella inicia su marcha… y tú inocentemente dices: “el pobre se ha olvidado recogerla con el estrés que tenemos encima”… Y ¡!un karajo!!!,  lo que es un guarro o guarra…
Tengo perra, de un año y medio, caga dos veces mínimo al día, y todos los días he recogido sus heces… ¿Por qué no pueden hacerlo los demás?... Porque tenemos que ir por la calle,  tengamos perros o no, y ver las cacas en el suelo, quién no sea capaz de recogerla, que no tenga perro, porque vienen con ese añadido, no existen perros que no cagan… al menos,  no de momento.
Esta situación  es aún peor cuando tienes perro ya que los ciudadanos te miran como diciendo seguro que la mierda de mi puerta, es la de ese perro…  No tenemos que pagar justo por pecadores.
Debemos mantener limpia la ciudad, debemos recoger las cacas y por eso creo que la policía debe empezar a colocar las multas que se acordaron en su día, cuando unos cuantos paguen 500 euros y se corra la voz, se acabaran las heces urbana. ¡Vamos! Que  multado el hombre se acabo la caca.  
Seguramente, esto sería más fácil si hubiera determinadas zonas destinadas a los perros. Los que poseen perros, seguro que me entienden. Cito un ejemplo a Nuca, mi perra, le encanta correr detrás de la pelota pero no puede hacerlo en casi ningún sitio porque o  está prohibida soltarla o   hay demasiado tráfico para hacerlo… Desde aquí demando que en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) se tenga al menos en cuenta un Parque Canino, ya hay ciudades donde están funcionando perfectamente con zonas destinadas a tal fin (Fuengirola tiene el parque canino más grande de Andalucía). ¿Cuál sería el lugar perfecto en Ronda?   El barrio sin casas, la Galia, de todas formas, esa zona no está destinada para nada y no hay previsión de seguir con la edificación.
Un lugar donde el perro sea el protagonista, donde   pueda correr, jugar y saltar sin molestar a nadie y donde los dueños podamos estar tranquilos. Un espacio no sólo destinado a los perros sino donde  cabe la posibilidad de plantar vegetación, una zona verde, que dicho sea de paso,  tampoco abundan en la ciudad.
Este parque estaría amparado por una Asociación de Perros Rondeños, que podrían pagar una cuota para el mantenimiento, por supuesto contando con el apoyo económico del Ayuntamiento de Ronda,  que ya mantienen esa zona y nadie la disfruta. Con esta medida todos salimos ganando, los perros un lugar de juego, los dueños, una zona tranquila, el Ayuntamiento, un aporte económico y resucitar un barrio muerto, los ciudadanos, no ver caca en sus puertas y el turista, una ciudad más limpia. Desde aquí,  me comprometo, a que si esta medida se tiene en cuenta a darle vida a la Asociación de Perros Rondeños, con mi compromiso de respecto y solidaridad a los animales.
A veces, para hacer grandes cosas no hacen falta grandes medios, sólo grandes inquietudes y  buen trabajo.