miércoles, 15 de agosto de 2012

Del jeroglifico al Whatsapp


Desde el año 3000 a.C. que apareció la escritura, hecho que marcó el final de la Prehistoria y el inicio de la Historia de la Humanidad, hasta nuestros días hemos evolucionado de una forma impensable, sobre todo para las primeras comunidades que por necesidad económica tuvieron que reflejar determinadas palabras en símbolos, logográficas.

Recuerdo a comerciales de enciclopedias que pegaban a la puerta de la casa para vender tomos, (Hoy en día es inútil para que queremos un libro que ocupe tanto espacio si puedo encontrar la información en internet). Las enciclopedias han llegado a su fin, dentro de doscientos años, serán manuscritos en bibliotecas de pueblos o pequeñas ciudades, han pasado a la historia, delante de nuestras narices, sin fijarnos muy bien en el cambio, y sin darnos cuenta que estamos tan inmersos en la búsqueda de google, etc. que no sabemos buscar, ni recordamos en muchos casos el abecedario para encontrar la palabra raíz en el diccionario de papel. Ese diccionario que nos acompañaba en cada clase y que se encontraba a la derecha de nuestro escritorio cuando estudiábamos y que es sustituido por un buscador: más rapidez, más agilidad y menos valoración, dicho sea de paso.

He pasado de identificar águila en jeroglífico  a interpretar estos pequeños logos: J ;-) L … los cuales dentro de quinientos años se volverán locos para interpretarlos y tendrá que llegar un Champollion con otra Roseta.

Si hablamos del WahtsApp, ¡Éste sí que ha transformado la comunicación! El receptor y el emisor han pasado a tener ojos, ya no hace falta describir lo que ves, el receptor puede percibir mediante una foto o un video que está viendo el emisor. El incoveniente es que todo se queda  grabado, todo se queda reflejado y ya no puedes decir: -  ¡!Ahh!!! Esto no lo he dicho yo. En cualquier momento, en cualquier lugar y ante cualquier situación  emisor y receptor están comunicados, se establece una relación de conexión hasta tal punto que llegan a surgir reproches: “Ví a la última vez que te habías conectado y eso fue después de mi mensaje”.

Cómo ha cambiado la forma de comunicarse, ¿Eh? queremos correr tanto a la hora de escribir que ponemos hora sin h, la k en vez de q, vamos  que la paleografía en mis tiempos de Universidad ha tenido que salir a la luz para descifrar algunos mensajes que recibo. Nuestro lenguaje está cambiando, tanto que palabras tan comunes como hablar, dudamos si es con b o con v, ¿Llegaremos algún día a escribir como hablamos?

Llega tan lejos el canal del WhatsApp que ha revolucionado nuestra conducta: vamos caminando con el móvil en la mano para decirle a un amigo una chorrada que te ha pasado, cómo estas aburrido y es gratis, ! Pues venga!, nos sentamos en la cafetería con el móvil en la mesa e interrumpimos mil veces al que nos habla en persona para contestar al WhatsApp, dejamos de apreciar pequeños detalles pendiente al símbolo verde de nuestra pantalla, negociamos incluso por WhatsApp, entre otras muchas cosas…

A favor y en contra del nuevo canal, no paro de oír una y otra vez a mi padre decir: - “Chiquilla estáis todo el día con el móvil, esto solo traerá problemas, en los trabajos deberían prohibirlo porque no se está en lo que se está…” Y la respuesta es no lo sé. Sólo sé que no quiero ser una adicta del mismo, no quiero volverme de casa porque no lleve el teléfono, no quiero depender de un aparato que me teclea él a mí y no al revés, ¿Creamos dependencia?, ¿Nos volvemos de casa si nos damos cuenta que no llevamos el teléfono? ¿Miramos el teléfono sin que suene por si acaso?... Supongo que cada cual se entiende en “su teclado”





                                                   Sólo me cabe decir, hablamos por WhatsApp