La nombramos en los peores momentos,
Añoramos cuando no está presente,
Añoramos cuando no está presente,
Salimos, entramos
siempre que ella nos lo permita.
Angustia sentimos
cuando no la tenemos o cuando a alguien de nuestro alrededor le falta,
La necesitamos
más de lo que pensamos, no entiende de razas es
Universal, ni
tampoco de clases sociales.
Domina el mundo
desde el banquillo, pitando cuando quiere que llegue el final del partido.
Seguramente, ya todos y todas sabéis de quien estamos
hablando, el 22 de diciembre es unos de los días donde más se la nombra ;)
Cada mañana antes de abrir los ojos, siempre dedico unos minutos
a reflexionar… Y una de las ideas que afloran en mi cabeza y que cada día coge más
fuerza es: “Acordarme de ella cada día, esté o no esté presente, y especialmente cuando está, me levanto con ganas de comerme el mundo, y
devoro cada momento hasta que ella me lo permita…”
Quizá no nos demos cuenta, pero si nos detenemos durante un
segundo, comprenderemos que un simple
resfriado o un dolor de cabeza, ya no nos permite disfrutar del día al 100%
Cuando miro y la veo
sentada en el banquillo mientras juego el partido… Me siento muy afortunada.
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